
Llevo varias noches soñando con lo mismo. No es que sea un sueño recurrente pero, desde que lo soñé por primera vez, no he podido dejar de hacerlo. Es una idea que me apasiona y me consume a partes iguales. Soñé que viajaba en el tiempo, mucho tiempo atrás, era la época del salvaje oeste y no me preguntéis por qué, pero yo estaba allí, había viajado hacia aquel momento. Una vez que se consume el viaje, ya sea en sueños o en la realidad, se tiene que tener en cuenta varios pasos. El primer paso es esencial, reconocer que has viajado en el tiempo, si no asumes tu viaje, no puedes pasar al segundo paso. Una vez que reconocí mi viaje, el estar allí en medio de gentes que balbuceaban y olían a tierra, tenía que constatar la época, y tampoco se hizo esperar. Era obvio dónde me encontraba, si no era el salvaje oeste americano, sería el español, que lo hubo, pero de otra forma. Pongamos que viajé atrás en el tiempo hacia el siglo XIX, no importa el país (la verdad es que dudo que importase algo más que el hecho de haber viajado un siglo y pico atrás en el tiempo). Allí estaba yo, había asumido mi viaje, y me había intentado ubicar en un punto concreto de la historia. Los dos primeros pasos estaban completos.
Recuerdo que me encontré con personas que me miraron raro, muy raro, supongo que la ropa del imperio inditex que llevaba me delató a los ojos de aquellas gentes desarrapadas. Al intentar hablar con ellas(siempre con cautela, recordad la época), me hizo caer en el tercer paso que se antoja inevitable si alguna vez vivís una experiencia tal: Nunca intentéis convencer a nadie de dónde venís, más si vuestro viaje no ha sido en el espacio sino en el tiempo, sonaréis como un iluminado influenciado por los gases de las cuevas de plomo muy en boga en aquella época, o peor, por un hechizado o embrujado por el demonio. Y eso sí que no.
Algunos de los momentos que sucedieron después no los conservo, pero recuerdo que me encarcelaban (recordemos el paso 3). El paso 4 quizás no sea un paso, no lo sé, definidlo vosotros mismos: Lo peor de todo fue saber que nunca más volvería a ver a mi familia ni a mis amigos y que, por más que yo quisiera, no viviría lo suficiente como para ver terminar el siglo y que mi muerte, quizás más temprana de lo normal, se quedaría a 100 años de mi familia, en una tumba de roca rajada, sin nombre y sin nada que recordar.
Algunos os preguntaréis: - al igual que has viajado hacia atrás en el tiempo, ¿por qué no lo haces hacia delante? Y la respuesta es sencilla: - Porque en aquella época no existe ni la más remota posibilidad de que haya una máquina construida para poder volver hacia delante, convirtiéndose el viaje al pasado en un viaje sin vuelta posible.
Quiero decir con esto que los sueños, desde que el hombre es hombre y hasta el día en el que dejemos de habitar en este sitio que nos han prestado, siempre nos llevarán hacia lugares que jamás veremos sino en nuestra recóndita mente, allá arriba en las regiones más lejanas del empíreo mundo de lo onírico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario