
Lo que da pie a esta entrada es el microrrelato más corto de la historia de la literatura universal. Su autor, Luis Felipe Lomelí, alcanzó tan alta cota en el año 2005 cuando superó al ya conocidísimo microrrelato ''El dinosaurio'' del guatemalteco Augusto Monterroso, ya saben: << Y cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. >>
Una de las características del microcuento es que el lector complete con sus suposiciones la historia que parece que hay detrás de tan pocas palabras. En el microrrelato que da pie al título no sabemos qué querrá olvidar ese hombre ni quién le pregunta ni qué le ha llevado a querer olvidar, por lo que cargamos el texto de un querer y no poder al igual que nos deja un poso de reflexión sobre lo que querrá decirnos el autor.
Y la verdad es que esto de la microficción me la trae bastante al pairo.
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